Las puertas corredizas destacan por suponer la opción más acertada para sacar provecho de las vistas tanto del jardín como de la terraza, al igual que para mejorar las alternativas de acceso hacia cualquier zona al aire libre.
Sin embargo, también destacan por ser una excelente opción para aprovechar al máximo la falta de metros cuadrados, independientemente si es dentro de la cocina o el dormitorio, e incluso en las salas de estar.
No obstante, hay que decir que esta clase de puertas con el paso del tiempo y a causa del uso constante, suelen tener cierta tendencia a atascarse y no funcionar completamente bien.
¿De qué manera arreglar las puertas corredizas?
Las puertas corredizas, también conocidas como correderas, se caracterizan por ser una alternativa sumamente útil a través de la cual poder ahorrar espacio en los inmuebles y también permitir el ingreso de luz natural.
No obstante, al contrario de las puertas tradicionales, las correderas suelen estropearse con mayor facilidad, haciendo que resulte un poco difícil abrirlas y/o cerrarlas. Por suerte, suele ser posible arreglar esta clase de puertas sin tener que recurrir a un experto.
En este sentido, al percibir que una puerta corrediza no funciona de forma correcta, es posible que la razón sea alguno de los problemas posibles y comunes en este tipo de puertas, los cuales señalaremos a continuación, junto a la forma de solucionarlos en cada caso:
1. Cuando la puerta no cierra
Cuando las puertas corredizas no logran cerrar de manera apropiada, suele ser común que el problema se encuentre en sus rodillos; por eso, en caso de que una de estas puertas no funcione correctamente, será necesario entonces comprobar que los rodillos se encuentran bien colocados dentro de la pista, y de no ser así, será preciso retirar la puerta para a fin de poder determinar cuál es el problema.
Para hacerlo, hay que realizar lo siguiente:
- Primero se deben quitar los dos topes en la jamba principal y desde una jamba lateral a fin de poder levantar la puerta, después hay que inclinar la parte inferior hacia el exterior y finalmente se levanta la puerta.
- Inmediatamente hay que inspeccionar los rodillos a fin de comprobar si los mismos se encuentran rotos o solo están sueltos, y en caso de que el problema consista únicamente en un rodillo suelto, bastara con apretar o sustituir los tornillos que estén sueltos de la base.
Mientras que si el rodillo se encuentra roto, será preciso sustituir ambos, ya que de esta forma ambos podrán ser iguales, y así evitar complicaciones futuras.
2. Cuando la puerta se salió del carril
Cuando las puertas correderas se encuentran fuera de lugar, para poder arreglarlas será necesario asegurarse de retirarla antes de comenzar con la tarea. En este sentido, habrá que realizar los siguientes pasos:
- Utilizando un cuchillo de uso general, será necesario asegurarse de romper el sello de pintura alrededor de las molduras de tope de todas las jambas que posea la puerta, y después habrá que levantar las molduras de manera cuidadosa usando un cincel o alguna herramienta 5 en 1 junto a una barra plana.
- Luego hay que ubicar la puerta de tal manera que la misma quede en medio de la entrada, asegurándose de inclinarla hacia la habitación para después poder retirar los rodillos que posee el riel superior.
- Por último hay que cerciorarse de inspeccionar los rodillos con el propósito de comprobar si se encuentran sucios, gastados o rotos. En caso de que uno de ellos o ambos se encuentren en mal estado, será preciso reparar o sustituir los dos, y conviene llevar las piezas a la ferretería al momento de comprar los repuestos para poder escoger los más apropiados.
3. Cuando el carril se encuentra roto
Este suele tratarse de un gran problema. Sin embargo, pese a que puede ser complicado reparar el carril de una puerta corrediza debido a que el mismo se encuentra en el interior, es posible hacerlo sin acudir a un profesional.
En este caso, únicamente se debe meter el brazo dentro de la tronera y cerciorarse de que el carril se encuentra atornillado correctamente, ya que de no ser así, habrá que intentar ajustar bien cada una de los tornillos.
Por su parte, si llegará a ser preciso retirar todo el carril debido a que el problema no está en el ajuste de los tornillos, lo apropiado entonces será ponerse en contacto con algún profesional para poder arreglar la puerta.
4. Cuando la puerta no se abre con facilidad
Otro de los problemas más comunes que suelen presentar las puertas corredizas consiste en no poder abrirlas fácilmente, y en la mayor parte de las ocasiones sucede debido a la suciedad acumulada alrededor de la puerta.
Por eso, cuando surge este problema, lo más apropiado para arreglarlos suele ser utilizar un aspirador para limpiar tanto los carriles como los rodillos, ya que en estas zonas normalmente se acumulan las pelusas.
Ahora bien, con el fin de impedir que este problema se presente de nuevo, puede ser muy conveniente optar por agregar unas pocas gotas de aceite alrededor de las guías y por supuesto, asegurarse de limpiar dichas áreas de manera periódica, de esta manera es posible cerciorarse que la puerta corrediza funcione perfectamente por mucho más tiempo.